La India es un pais verdaderamente pobre en lo exterior pero privilegiadamente rico en lo interior. Cuando paseas por las calles de cualquier ciudad, todo es sucio, caotico, desordenado. Sin embargo, si fijas la mirada en la gente, ves que esta bien aseada, viste bastante bien y llevan una vida interior, en su mayoria, muy rica. Son vegetarianos, porque pretenden mantener el cuerpo limpio, y tambien practican cualqueir tipo de yoga, desde el conocido por todos del hatha yoga al raja yoja o el agni yoga. En la comunidad en la que estoy ahora, practican el raja yoga, el yoga de la mente, una especie de meditacion que pretende conectarte con el principio que ellos llaman alma y nosotros, mas ilustrados, llamamos consciencia. El tema es muy interesante y me sumerjo en sus aprendizajes desde la antropologia critica pero tambien desde el humano curioso que soy. No esta nada mal eso de la limpieza interior, y ojala en occidente copiaramos algunas de sus ideas y principios…
DESDE MOUNT ABU
Existen paraisos dentro de la India. La mayoria de ellos estan regidos por nuevos movimientos religiosos que intentan recrear una vida diferente en un mundo diferente. Despues de pasar unos dias en Ahmedabad, en el Rajasthan indio, hemos viajado hasta Mount Abu, un lugar paradisiaco donde nos hemos insertado en una comunidad espiritual para profundizar en mi tesis y en el motivo que me lleva de un lugar a otro por el mundo, lo que he dado por llamar Comunidades Utopicas. Desde la antropologia, resulta muy interesante investigar esta realidad pues te encuentras en paises, lugares y gentes en muchas ocasiones bastante exoticas. Es el caso de la comunidad en la que estoy, donde viven en temporada baja al menos tres mil habitantes y en temporada alta pueden llegar a los veinte mil. Para mi y mi investigacion son cifras increibles, ya que las comunidades que he visitado hasta ahora no superaban, en el menor de los casos, los doscientos habitantes. En fin, seguimos vivos, acumulando muchas nuevas experiencias que relatare con mas calma ya que aqui todo pasa muy rapido y el tiempo es corto…
Es pobre la India?

Pd.- Las fotos que adjunto las he hecho hoy mismo. Son las menos terribles, porque no queria herir ninguna sensibilidad. Toda Bombay esta rodeada de una gran cloaca que llaman oceano, de color negro o marron oscuro segun los lugares, y con un hedor que llega a todas partes y te penetra de una forma que a veces produce nauseas. Es desgarrador ver como familias enteras se remueven entre la basura, el hedor y esas aguas terribles para buscar yo no se que… No existen reglas de trafico. Los coches se abren camino de forma milagrosa entre un caos arbitrario en el que la ley del mas fuerte impera a golpe de pitidos constantes y hasta irritantes. Los «sin techo» viven arrimados a sus bordes. Familias enteras que se acurrucan al pesar del calor y la humedad constante y que duermen a todas horas a falta de algo mejor que hacer. Los mas afortunados tienen fuerzas para pedir, o para vender cualquier cosa en un mercado constante y ambulante que dura todo el dia. Ayer comimos un solo plato de comida y todo lo que ahorramos en rupias lo distribuimos generosamente a diestro y siniestro. Hoy, ante la impotencia total, hemos comido tres veces y hemos repartido menos rupias. La caridad resulta tan inutil como una compasion mal entendida. Hay tanto por hacer en este mundo!
Desde Bombay
Llegamos en un lujoso avion de la compania Jet Airlines con todas las comodidades posibles. Dormimos unas horas en el aeropuerto y a eso de las cinco de la manana cogimos uno de esos locos cacharros medio triciclo a motor medio taxi (adjunto foto del peligroso «vehiculo»), donde, como si de la mas pronunciada de las montanas rusas se tratara, llegamos milagrosamente al hostel donde teniamos reserva en la pobre zona de Chembur. Baste decir que la eleccion del hostel seguia la triada de bueno, bonito y barato, de lo cual, solo acertamos en lo tercero, que ya era mucho.
Dejamos los bartulos y nos adentramos en el laberinto de calles y algo parecido a lo que nosotros llamamos tren. La gente nos miraba raro, porque viajar con una alemana de la baja sajonia de casi dos metros llama la atencion, y sobre todo en la India.
No voy a describir en el estado que se encuentra Bombay. Aqui no existe mas paraiso que el de la sonrisa de los ninos con los que nos topamos en todas las esquinas. Los adultos viven como ausentes, como si fueran seres de otro mundo. Realmente entiendes porque inventaron todo eso de la reencarnacion. Siendo este un mundo perdido, se necesita creer en un mundo mejor.
Para los que no estan acostumbrados a bregar con las miserias humanas, con la pobreza, con todo aquello que pueda resultar ajeno a la normalidad del occidental medio, tan preocupado en el consumo y la etiqueta, este puede ser un mundo totalmente ajeno y chocante. Es por eso que casi nunca llegaran a visitarlo. Podria acabar desequilibrando su estatus emocional. Asi, Bombay, es recomendable o apto solo para aquellos que esten vacunados contra la sensiblera y hayan sido iniciados en el camino de la adversidad. Los demas, abstenerse.
En dos dias viajaremos al norte, a la ciudad de Ahmedabad.
Intentare relatar con mas calma las impresiones del viaje, que son muchas.
Preparando Viaje a la India
Recién llegados de un viaje por media España, me veo preparando el viaje a la India después de varios quebraderos de cabeza para intentar organizar el trabajo de las siguientes dos semanas en la editorial y en la casa-sede de Séneca que está ya casi terminada. Por cierto, una de las plantas de la casa la tendré que dedicar a casa rural para poder pagar la hipoteca que he asumido, dado que los libros no dan para comer, habrá que buscar otras formas de seguir tirando.
El viaje a la India no es por placer, al menos por ese placer entendido como turismo o descanso. El lunes aterrizamos en Bombay, ahora Mumbai, donde estaremos varios días visitando la ONG «Sonrisas de Bombay» ( http://www.sonrisasdebombay.org/).
Después, largo viaje en tren hacia el norte del país para estar en Ahmedabad. Allí nos reencontramos con Joaquin, el cual nos ha invitado muy amablemente a estar unos días en un hermoso lugar cerca de Mount Abu para conocer y convivir con una importante comunidad utópica, como yo las llamo en mi tesis. Esto servirá para conocer otras formas de vida alejadas del consumismo capitalista de nuestro occidente y me ayudará a completar de forma etnográfica los estudios para la tesis doctoral.
Así que posiblemente, y durante dos semanas, es posible que no pueda escribir gran cosa en este blog, a no ser que encuentre internet por el camino.
Mañana viajamos a Madrid para escuchar a los amigos que hablarán en el tercer encuentro por la PAZ organizado por la Fundación Ananta (http://www.fundacionananta.org/doc595.htm) y esa misma tarde, viaje a Barcelona para el lunes viajar, vía Bruselas, hasta la India. Espero que todo salga bien… Por cierto, en este encuentro de Madrid hablará Mario Conde, buen amigo y socio de nuestra editorial.
(Foto: Javier León, mi escritorio provisional en Hornachuelos, octubre de 2008)
Los Guardianes de la Montaña de los Ángeles
La mitología está llena de relatos y leyendas de monstruos que vigilan templos y lugares sagrados. Todo mito que se precie está necesitado de esos que en el viaje iniciático han sido llamados “los guardianes del umbral”. La Montaña de los Ángeles es un lugar plagado de leyendas en torno a un viejo monasterio ahora abandonado el cual pretendemos recuperar para convertirlo en un centro de peregrinaje cultural. Soy dado a visitar asiduamente sus valles escarpados y sus montañas llenas de magia. En la visita que hice en mayo, hicimos unas fotografías que hoy, al revisarlas, me han sorprendido. En una de ellas, y como guardianes de un lugar sagrado, aparecen esculpidos en la roca y en la imaginación de quién los ve, dos grandes seres que resguardan los secretos y la magia de un lugar único. Para saber más sobre el lugar, no dejéis de ver el video realizado para tal propósito. (Pinchad la imagen para ampliar).
http://es.youtube.com/watch?v=t3CRnU5WKOQ
La polémica fotovoltaica…

El propósito de la vida
Recibo hoy, entre la vorágine de mails que parecen ya instalados en nuestras vidas, uno que me llama especialmente la atención y que es titulado “Vivir como una célula”. Al parecer, es un extracto del libro de Deepak Chopra titulado “El libro de los secretos”. Me ha sorprendido como, de forma sencilla, las células de nuestro organismo se organizan y viven con una generosidad exquisita. La lucidez del dar sin esperar nada a cambio, tan bien expresada por los cristianos que reviven el mensaje de su maestro, parece claro en la vida ordinaria de nuestro interior. Las células viven bajo el misterioso propósito de un orden superior donde es inconcebible el egoísmo, la incomunicación, el aislamiento, el consumo excesivo, la actividad obsesiva y la agresividad. El humano, sin embargo, olvida sutilmente el propósito superior de la vida y se comporta siempre desde una perspectiva egoísta que tiende a su propia autodestrucción. Resulta difícil ser generoso en un mundo egoísta. Los menos te tildarán de estúpido, los más, de idiota. El ejemplo no cunde. Tenemos arraigado desde siempre ese instinto de conservación y territorialidad que pasa por llamar las cosas por su nombre, es decir, esto es mío y esto es tuyo. Recuerdo que en las clases de antropología estudiábamos alguna perdida tribu de la polinesia donde existía un concepto revolucionario al que llamaban Lau, es decir, era una expresión que consistía en la no diferenciación entre lo tuyo y lo mío, sino que todo pertenecía a todos. La crisis en la que estamos metidos nos viene a recordar que el sistema egoísta no aporta más que destrucción. Así, una sociedad falta de verdaderos valores, está condenada al fracaso.
Hice por segunda vez el camino de Santiago hace menos de un año. En un amanecer hermoso y mágico de otoño, nos encontramos de repente en mitad de un rebaño de reses que estaban posados en mitad del camino. De repente me detuve y me sentí uno con ellas. Existió una fusión generosa entre lo animal y lo humano. Me quedé quieto, mirando fijamente a una de ellas. Sentí que la generosidad era posible también en ese momento. Solo bastaba alzar una mano y acariciar el lomo del animal. Quizás algún día ese sólo gesto pueda conmovernos inclusive con el otro, con ese prójimo que a veces resulta tan lejano. Quizás algún día entendamos que el propósito de toda vida pasa inevitablemente por la generosidad. Veremos a ver si somos capaces de crear un movimiento revolucionario donde prime el lau al yo, y donde el nosotros sea la premisa básica para una vida mejor. Que así sea.
Una semana cualquiera


En Toledo comimos con el grupo con el que viajé hace un año a Mongolia. Querían organizar otro viaje, esta vez a Etiopía. Me causó gracia la coincidencia de que, a raíz de un libro que estoy escribiendo sobre las leyendas del Arca de la Alianza, hacía tiempo que andaba mirando la posibilidad de un viaje a este país, ya que algunos sitúan allí el codiciado objeto. La comida fue muy bien, recordando viejas anécdotas y viendo viejos amigos.
Tras la comida, quedamos en un hotel con Koldo, autor de un próximo lanzamiento de nuestra editorial titulado “La Gran Comunión”, y tras la misma, Carlos y yo marchamos a Madrid. Como al día siguiente tenía una importante reunión en la “Puerta Azul”, buscamos un hotel para ducharnos y descansar algo. Nuestro incondicional Luis, buen amigo, socio y editor de un nuevo sello que saldrá en breve, nos invitó a un cuatro estrellas de forma excesivamente generosa. Así es la vida de un editor. Un día duerme en un coche, y al día siguiente en un palacio. Por la mañana fui a la entrevista que duró todo el día, despidiéndome de Carlos, el cual regresaba a Barcelona.
Ese mismo día por la noche, tras terminar la larga entrevista en la “Puerta Azul”, marché dirección Lérida, donde tenía una interesante reunión con los “Hijos de la Viuda”. Duró todo el día y disfruté de la misma.
Por la noche, nuevo viaje, esta vez al aeropuerto de Gerona. Llegaba Anja de Alemania y habíamos hecho coincidir mi periplo con su llegada, para tener así cierto margen y preparar nuestro viaje a la India.
De nuevo ruta de noche. Dormimos en el coche-hotel híbrido en un precioso bosque cerca de Viladrau. Íbamos dirección Madrid, a una reunión con los socios de la editorial. El domingo cenamos y dormimos en casa de Mario. Por la mañana teníamos una firma con los socios para crear la SL del Grupo Editorial Noumicon, la cual no pudo ser por falta de papeles. La burocracia me aterroriza, y de nuevo hizo de las suyas. Así que levantamos acta e hicimos la correspondiente reunión con Luis, Mario, Cesar y Paloma. Una vez terminada la reunión, viajamos de nuevo hacia el sur de España, algo cansado por el trajín de estos días pero con muchas experiencias en el haber espiritual.
Charlando con Pimentel…
Siempre he sentido mucha curiosidad por Manuel Pimentel y sabía que tarde o temprano acabaríamos charlando sobre cualquier cosa. Ese tarde o temprano ha sucedido en una charla improvisada a raíz de unos acontecimientos extraños en una tarde algo surrealista. Por mediación de la amiga de un amigo (la mayoría de las cosas ocurren así), fui inscrito en una conferencia de Manuel Pimentel convocada por el Club Andalucía Occidental ESADE Alumni. El nombre de la conferencia no podía ser más irresistible para un novel editor como yo: «Un sueño convertido en un proyecto rentable: Editorial Almuzara«… Por la sospecha del título, al menos a lo de «proyecto rentable», pensé que había gato encerrado. La presentación iba a cargo del escritor y guionista Luis Felipe Campuzano. Pues bien, puntual como soy, llegué cinco minutos antes de la charla. Fui recepcionado en la puerta del Auditorium de la Caixa de Sevilla. Sólo estaba yo y la persona encargada del evento. En el momento de la recepción ya me di cuenta de que mi presencia allí era como la de un escarabajo pelotero en un desfile de moda. Soy antropólogo y no economista. Y eso se nota. Pasaron muchos minutos y no llegaba nadie, hasta que apareció alguién a lo lejos. De las veinte inscripciones, al final, solo aparecieron una media docena de personas. Y es que los economistas del ESADE son muy listos y a nadie se la va a ocurrir invertir en libros y menos hoy día. Así que la afluencia de público era una señal excelente: en el ESADE salen buenos estudiantes.
La primera anécdota de la tarde, o para mí, la segunda, fue cuando la mitad del reducido grupo encabezó la comitiva para subir a la tercera planta del gran auditorio. El ascensor se averió y nos quedamos la friolera de tres minutos encerrados y a oscuras. Tras el primer susto y tras las presentaciones de los asistentes, Pimentel sugirió que, dado el éxito del evento, nos fuéramos a tomar algo de forma informal. Así lo hicimos hasta que a la llegada del lugar elegido, Pimentel se pegó un trompazo del quince. Nada grabe excepto algunos arañazos y algo de sangre que intentaba disimular con la gallardía de los grandes hombres. Tuve el honor de sentarme en la mesa junto a Pimentel. Sus ánimos como joven emprendedor de proyectos irrealizables no podían haber sido de mayor calado. Yo iba ansioso por saber cual era la panacea para mantener con vida una editorial y me encuentro una detallada y cruda realidad que, de boca de Pimentel, nadie diría que le ha ido tan mal. La verdad es que hay que estar muy loco para montar una editorial, y por eso Pimentel me ha caído bien. Se le ve inteligente, culto y algo rebelde. Eso sí, yo fui a que me levantara el ánimo y ha ocurrido todo lo contrario. Amigos, hemos sobrevivido dos años… a partir de ahora, Dios salve a la Reina…
¿Son unos vagos maleantes los antropólogos?



Diálogos por la Tierra
Mijail Gorbachov
Cementerio Nuclear en España
Realmente su nombre es «Almacén Centralizado de residuos de baja y media actividad de El Cabril«. El mismo está situado al noroeste de la provincia de Córdoba, a unos 130 kilómetros por carretera de la capital, en las estribaciones de Sierra Albarrana, sistema montañoso de Sierra Morena, dentro del término municipal de Hornachuelos. Dicho así, tal y como ellos lo presentan, parece que te estén presentando un magnifico palacete donde poder comer un exquisito plato. Pero es algo más y muy preocupante. En Wendland, en el norte de Alemania, existe uno parecido y allí hay un conocido movimiento antinuclear que ha recorrido medio mundo con sus reivindicaciones. Por todos es conocida la «República Libre de Wendland». Algo envidiable. Aquí, en nuestra España querida, no existen movimientos de ese tipo, ni siquiera se sabe, por la inmensa mayoría, de la existencia de dicho cementerio. Como vivo cerca del mismo y pronto podré dedicar más tiempo a estas cosas, mi intención es movilizar al futuro Movimiento Anti Cabril… La Utopía sólo es posible si formamos parte de ella y luchamos por ella… De momento, aquí dejo esta nota para que conste en acta…
(Foto: Sara Clavijo, El Cabril, Hornachuelos, agosto de 2008)
Septiembre
Septiembre… Este mes siempre ha tenido algo de mágico, por eso de que empieza el recogimiento espiritual, la búsqueda interior que siempre viene acompañada de viajes, recuerdos, libros, encuentros, promesas. Para muchos, para aquellos que se rigen aún por la memoria colectiva del recuerdo escolar, resurge con fuerza ese nerviosismo de lo nuevo, del empezar, de la entrada a un mundo mítico lleno de posibilidades. Pronto dejaremos atrás el aturdido verano para entrar en el nacimiento de la luz otoñal. Los paisajes se amontonarán en nuestra memoria llena de melancolía. Aún recuerdo con cierta añoranza como en el borde de ciertas ciudades era posible encontrar ranas antes de que la contaminación acabaran con ellas. Quizás algún día, tal y como van los tiempos, escriba eso de «aún recuerdo cuando acompañaba los otoños con la lectura de un buen libro». La era digital se adelanta al progreso. La buena noticia será ecológica, por eso de la menor tala de árboles debido a la lectura digital y no a la analógica del papel. La mala noticia… ese entrañable olor, ese tacto añejo, esa cultura de entrar a una casa y bucear en una gran biblioteca… En ese sentido, seré conservacionista, y protegeré mis libros de papel en mi gran biblioteca analógica… Que me llamen romántico si quieren…
Visitando la comunidad de Windstein
Viviendo en Findhorn…
«El movimiento de creación de ecoaldeas es quizás el antídoto más completo para la dependencia de la economía global. En todo el mundo, la gente está construyendo comunidades que pretenden escapar de los residuos, polución, competición y violencia de la vida contemporánea. La Red Global de Ecoaldeas conecta a muchas de estas comunidades por todo el mundo”.
Helena Norberg-Hodge. Directora de la Sociedad Internacional para la Ecología y la Cultura (ISEC)