Mi querida A.,
aún no sabemos a ciencia cierta si existen los ángeles o el estadio angélico, pero si es así, tal y como afirma la más remota tradición, sin duda, nuestro común amigo es lo más parecido a ese mundo celeste.
Te lo digo con toda la confianza porque ya son muchos años que lo conozco y lo trato de cerca y con cercanía. Así que tu admiración por su forma de obrar, de hacer las cosas, no sólo es un ejemplo para ti y para mí, sino para toda la humanidad. Un ser extraordinario, de ahí que tenga plena confianza en todo lo que hace, dice, piensa y siente. Sin duda, un regalo para los que estamos cerca.
Espero haber servido de puente en esa unión y que todo salga en armonía y según tus deseos. Para nosotros será también una bonita forma de hacer más cosas de bien, para el bien. Es nuestro único y común propósito.
Me ha encantado la descripción que has hecho de tú África. Esa libertad y ese gozo que sientes es un tesoro irrenunciable. Así que celebremos tu felicidad y hagamos con ella una tierra más rica y fértil.
Te mando un abrazo sentido desde mi cueva-zulito, que anda a cual laboratorio despertando aquellos pétalos necesarios para seguir adelante…
Existen. Conozco a los ángeles de la tierra. Tengo la inmensa suerte de conocer a más de uno y de imaginar a otros que no conozco personalmente.
A los otros, a los del otro lado, los intuimos aunque menos, quizá, de lo que nos gustaría.
😉
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