Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre,
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos,
y sé todos los cuentos”.
León Felipe
Cuando estás rodeado de mentira y engaño resulta difícil abstraerte de lo que debería ser moralmente correcto o éticamente admisible. Hay trabajos que se alimentan de la hipocresía y la falsedad, de la apariencia y lo irreal. Hay personas que van por el mundo engañando y mintiendo como única alternativa a la vida real. Quién no ha tenido alguna vez un amante, quién no ha traicionado a un amigo, quién no ha mentido a unos padres, quién no ha engañado a una esposa… La mentira se ha vuelto costumbre y norma, porque vivimos en un mundo engañoso y mentiroso.
Estos días me he debatido largamente entre la sabiduría del silencio y el perdón y la antipatía por dejar que la mentira fluya a su antojo. Por eso a veces la indignación y la rabia, porque no puedes soportar tanta crueldad embustera. Es inevitable que vivamos en un mundo de tramposos porque nos educan, desde pequeños, a ser farsantes compulsivos. Somos conscientes de que muchas de las cosas que nos dicen no pueden ser ciertas. Nuestro propio sistema de valores está tan dañado que preferimos dejarnos llevar por el curso de lo corriente, de la norma, antes que rebelarnos ante ella. Por eso cuando se destapa alguna verdad nos duele tan poderosamente. No podemos resistirnos al llanto porque la ficción en la que vivíamos era excesivamente poderosa.
Las consecuencias de todo eso ya lo conocemos. El fanatismo, lo radical, lo desesperante y por último, la locura colectiva.
La sensación de que nos mienten desde que nos mecían en la cuna es tan grande que ahora, cuando cierto atisbo de luz se apodera de nosotros para iluminar un marco mayor de realidad, resulta ser una impresión demoledora. Ya lo decía León Felipe en su célebre frase: “cuentos, todos son cuentos, no me contéis más cuentos”.
De ahí que nazca cierto recelo ante la norma y ante cualquier clase de autoridad nacida de esta gran mentira en la que vivimos. Una actitud escéptica ante todo aquello que crece de esta podredumbre.
¿Y qué hacer ahora? De momento seguir buscando la verdad y compartirla. Aunque cuando lo hagas, esto produzca dolor, mucho dolor…
Mi experiencia de esta vida es que, junto a la mentira, hay muchísima verdad.
Yo he recibido muchísima verdad en la vida.
Abrazo fuerte
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Por suerte es así como tú dices Joaquin, sino fuera así, esto sería más que insoportable… Los velos van cayendo poco a poco… solo es cuestión de ayudar un poquito a esos que tardan más…
un abrazo
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Por favor, no le regalemos nuestra energía a lo negativo de la vida. Sé que es difícil, pero apoyo a Joaquín, resaltemos todo lo bueno, tratemos de no contagiar indignación…Vamos hay mucho bueno que mirar!
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es increible que tengamos tanta conesión telepática, justamente hoy de mañana pensaba en esto…en la hipocresía.
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SABES JAVIER QUE SIEMPRE ME HA GUSTADO DECIRTE LA VERDAD PESE A QUE NO PUDIERA DEMOSTRAR LO QUE TE HE DICHO Y PUDIESE CREAR DUDAS SOBRE MI , AUN ASÍ SIEMPRE SE HA DEMOSTRADO QUE NO TE MENTIA Y QUE SOLO TE HE DICHO LA VERDAD PARA AYUDARTE A PREVENIR.
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Bueno Javier, tómatelo de otra manera…una mentira, siempre cuenta una gran verdad.
Venga, que ya estamos en otoño y el ciclo sigue 🙂
Abrazo fuerte
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Perdonad el tono de hoy, pero lo peor que puede pasar a una persona es la mentira y la traición… y hoy tocaba hablar un poco de ella… con dolor, con mucho dolor y rabia…
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Una mentira como dice Joaquín esconde en muchas ocasiones verdades ocultas… alguien que te mienta o no te diga la verdad tiene sus motivos para ello.
El miedo puede hacerte no decir la verdad, disfrazar tu propia realidad y hacer una visión personal de la propia existencia.
Cuando descubres en tu camino gente que te hace daño de forma innecesaria lo mejor es apartarse de su camino, nada mas… no merece la pena enfadarse por ello, bastante tiene esa persona con ella misma.
Que el comportamiento ajeno no te deje influir en tu estado de ánimo… habla con esa persona, yo soy siempre partidaria del diálogo, de poner las cartas sobre la mesa, con respeto, sosiego y paz y si no es posible coge otro camino diferente, hay muchos para escoger…
Un beso grande Javier, se te quiere.
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los sagitarios tenemos, la malloría, claro, no todos ;la tonta constumbre de decir la verdad, es más se nos califica por sinceros y aveces, tenemos que cerrar la boca aunque hablamos verdades como templos, hay que ser discretos ante todo este tinglao de farsedades.
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Fuerza para la tormenta… que ya lleva tiempo… asique seguro que pasa antes de lo que esperas…
Un abrazo!
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Duele la mentira pero forma parte de nuestro despertar a la Verdad. Y cuanto más cerca estamos de ella, más capaces somos de perdonar la debilidad del que miente. Un abrazo Javier.
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