"Hoy, antes del alba, subí a las colinas, miré los cielos apretados de luminarias y le dije a mi espíritu: cuando conozcamos todos estos mundos y el placer y la sabiduría de todas las cosas que contienen, ¿estaremos tranquilos y satisfechos? Y mi espíritu dijo: No, ganaremos esas alturas para seguir adelante". Walt Whitman
Todos tenemos nuestras obligaciones y preocupaciones mundanas, que con frecuencia nos parecen prosaicas, insípidas. Sin embargo, a través de la conexión permanente con los mundos sutiles, también pueden adquirir color y vida. Conectarse es la palabra clave, en todo momento y circunstancia. Es un ejercicio mental, al que sigue un alineamiento de todas las células de nuestro cuerpo. Este estar alerta, conectado, nos da fuerza y también alegría, y en ocasiones nos lleva al gozo del que nos hablan los místicos. Permanezcamos pues unidos a esas corrientes, que son las que nos vitalizan y las que nos recuerdan cuál es nuestro destino inmortal. Si estamos conectados, el cansancio consustancial a nuestra condición humana será pasajero: aguas frescas y limpias vendrán a renovarnos a cada instante. La luz y la paz nos acompañarán. Palabras de Aïvanhov:»Cualesquiera que sean vuestros quehaceres cotidianos, aprovechad cualquier ocasión para entrar en contacto con el mundo del espíritu, con el mundo divino, porque es ahí solamente, en este mundo que todos lleváis en vuestro interior, donde podréis desarrollaros y hallar la plenitud. Sólo las alegrías sutiles del mundo del espíritu son alegrías duraderas. ¿Para qué malgastarlas entreteniéndonos siempres en las zonas bajas de la materia?… Este mundo divino que lleváis en vuestro interior, es vuestra naturaleza superior que tenéis todas las posibilidades de desarrollar identificándoos con ella. Y entonces, poco a poco sentiréis que incluso en la oscuridad y en la tempestad, la luz y la paz no cesan de acompañaros».A mi me curan!
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