Es difícil en un mundo de tanta confusión el poder centrar nuestra mirada en el eterno ahora. El estar atentos es estar despiertos, y el estar despiertos supone la privación de elección, la privación de división. No necesitamos elegir porque nos dejamos fluir por la experiencia del presente. Y entonces ocurre lo hermoso. Somos poseedores de nosotros mismos, que es el mayor de los dones posibles. Y nace la lucidez, una lucidez que está más allá del pensamiento divisorio y distorsionado. La atención es producto de la renuncia a la experiencia pasada para reencontrarnos con la vivencia del ahora. Sólo tenemos que mirar con fijeza el mundo que nos rodea, respirar profundamente y ser partícipes de este instante único y verdadero de la experiencia real. Mirar más allá de la forma divisoria, del texto discontinuo que la mente nos describe. Suspirar ante la belleza de un instante irrepetible. Y alcanzar con ello todo el movimiento circundante, nuestro palpitar interno y el palpitar universal, el latido de todo aquello que se mueve en la eterna Quietud. Estemos atentos… dejémonos llevar… Trascendémonos…
(Foto: Me quedé fijamente mirando como miraban el infinito océano. Ocurrió en Mónaco, febrero de 2008)
Preciosa foto y comentario. Estando atentos estamos vivos
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Hola Javier , sí es difícil estar atentos en la vorágine en la que muchos andan inmersos, esta sociedad en la que impera el ocio y el distraimiento de lo verdaderamente importante, pero cuando lo consigues la visión de la vida te cambia, asomas la cabeza y ves otro paisaje, es cuanto menos hermoso ser consciente y ser amo y señor de uno mismo, ser uno con el todo.Raquel Rivas
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Gracias Raquel… Ahí está el secreto… en ser rey y señor de tu propia vida… incluso en la más terrible de las pobrezas…
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